Tras un año de noticias devastadoras en materia de relaciones públicas, como la aceleración involuntaria debida a alfombrillas de coche defectuosas, el retraso en la reacción de la empresa ante posibles retiradas del mercado y la próxima retirada del Lexus GX 460, resulta que Toyota espera obtener un beneficio neto de 885 millones de dólares en el ejercicio fiscal que finalizó el 31 de marzo.
Y la racha de suerte de Toyota no acaba ahí. Sin admitir infracción alguna, la empresa ha anunciado hoy que pagará la multa de 16,4 millones de dólares impuesta por el Departamento de Transporte por no notificar rápidamente a las autoridades los problemas de aceleración de los que había informado. Pero aunque el DOT ha dicho que podría pedir una segunda multa por el mismo importe por un segundo problema de seguridad, el New York Times informa de que Toyota debería estar agradecida por las multas impuestas por el gobierno. Sin ellas, la empresa tendría que pagar unos 14.000 millones de dólares, o unos 6.000 dólares por cada uno de los 2,3 millones de coches vendidos con pedales defectuosos.
Toyota dijo que su decisión de pagar la multa, la más alta jamás solicitada por el DOT, se basaba en la esperanza de "evitar una disputa prolongada y un posible litigio". El comunicado repetía la afirmación de la empresa de que "no intentamos ocultar un defecto para evitar hacer frente a un problema de seguridad."
La mayoría de los analistas coinciden en que el pago de la multa fue una decisión inteligente por parte de Toyota, que probablemente se verá inmersa en demandas por daños personales durante años. Pero es probable que tenga un impacto negativo en el balance de la empresa, que contaba con unos 24.000 millones de dólares en activos líquidos a finales del año pasado. Como señala Craig Hutson, analista de Gimme Credit, los problemas financieros de Toyota distan mucho de haber terminado. "Creemos que la combinación de costes legales, mayores costes de marketing, aumento de los incentivos y todo eso podría ser fácilmente múltiplos de los 2.000 millones de dólares en costes para el año 2010 que Toyota ha previsto", dijo.
A pesar de haber llamado a revisión más de 9 millones de vehículos, incluido el Lexus GX 460, desde noviembre, Toyota sigue desviando la culpa. "Hemos reconocido que podríamos haber hecho un mejor trabajo compartiendo información relevante dentro de nuestras operaciones globales y fuera de la empresa", dice la compañía. "Pero no intentamos ocultar un defecto para evitar hacer frente a un problema de seguridad". Cada vez más, parece que serán los tribunales quienes lo determinen.