Los Ángeles es famosa por asustarse cuando llueve. Recientemente, Noah Deneau, un ingeniero eléctrico de Austin (Texas), ilustró gráficamente el efecto de la lluvia en el índice de accidentes de tráfico en Los Ángeles. Los resultados ofrecen una instantánea reveladora de los peligros de conducir (y caminar y montar en bicicleta) cuando llueve en Los Ángeles.
Deneau procesó 11 años de informes meteorológicos de la NOAA y datos de accidentes de SWITRS para crear un gráfico revelador que demuestra los elevados peligros de conducir con lluvia en Los Ángeles. Las barras rojas muestran el índice medio de accidentes por hora en tiempo seco; las barras azules muestran el tiempo húmedo:
Una combinación de factores contribuye a aumentar los índices de siniestralidad cuando llueve. Las superficies de las carreteras son más resbaladizas debido a la acumulación de agua, aceite y grasa, lo que reduce la tracción de los neumáticos y puede provocar derrapes e hidroplaneo. La visibilidad también puede ser escasa, sobre todo para los peligros de la calzada (como inundaciones, corrimientos de tierra, ramas de árboles caídas) y para las personas que van a pie o en bicicleta, que pueden no estar bien iluminadas.
Sin embargo, los conductores de todas las regiones con lluvia se enfrentan a estas condiciones, así que ¿qué hace que Los Ángeles sea especialmente mala? Los conductores de Los Ángeles suelen ser estereotipados como más agresivos y propensos al exceso de velocidad y a ir pegados al volante, pero es difícil generalizar los hábitos de conducción de millones de personas. Los angelinos están menos acostumbrados a conducir en condiciones de lluvia, por lo que la inexperiencia es un factor importante; sin duda, es importante reducir la velocidad y tener cuidado al conducir bajo la lluvia.
Sin embargo, quizá el factor que más contribuye a ello sea el entorno construido: al ser la región más densa del país, en Los Ángeles hay más gente conduciendo, andando y en bicicleta (y más peligros) en un área muy concentrada que en cualquier otra región. Esta densidad, unida a unos límites de velocidad peligrosamente altos en muchas calles, da lugar a una red de transporte muy susceptible de sufrir conflictos y colisiones cuando hace buen tiempo, y sujeta a fallos cuando hace mal tiempo. Los errores y la falta de juicio son habituales para los conductores en todas partes, pero en Los Ángeles hay mucho menos margen de error.
La buena noticia es que el Departamento de Transporte de la ciudad de Los Ángeles (LADOT, dirigido por Seleta Reynolds) ha presentado una audaz visión para eliminar las muertes por tráfico de aquí a 2025 y hacer sus calles más seguras para todos los usuarios. Por su parte, Metro, la agencia de transportes de la región, está ampliando el transporte público para ofrecer más opciones. Aunque LADOT y Metro no puedan cambiar los hábitos de conducción de sus residentes ni su experiencia en condiciones meteorológicas adversas, están liderando la lucha para reducir el riesgo de colisiones tanto con buen como con mal tiempo.