Hace seis años, la Facultad de Derecho de la Universidad de California en Hastings, una institución financiada por el Estado, puso fin a su reconocimiento oficial del grupo religioso Christian Legal Society cuando éste anunció que sus miembros tenían que firmar una declaración de fe que condenaba "la participación no arrepentida o la defensa de un estilo de vida sexualmente inmoral" y prohibía a los homosexuales ser miembros. A la pregunta "¿Qué haría Jesús?", el grupo llegó a una solución moderna: demandar a Hastings.
El Tribunal de Apelaciones del Noveno Circuito, generalmente considerado liberal en asuntos políticos, falló a favor de la Universidad, argumentando que la política de acceso abierto de la escuela, que exige que todos los clubes patrocinados por la escuela admitan a todo el mundo independientemente de su política, religión u orientación sexual, se aplicaba también al CLS.
En su decisión del lunes, el Tribunal Supremo de EE.UU. falló 5-4 a favor de Hastings. Escribiendo para la mayoría, el juez Ginsberg dijo que la política de la escuela de todos los participantes "es una condición razonable, neutral desde el punto de vista del acceso al formulario de organización estudiantil", y que al tratar de eludir la política, CLS buscaba "no la paridad con otras organizaciones, sino una exención preferencial de la política de Hastings".
Huelga decir que la sentencia fue una gran decepción para CLS. "Todos los estudiantes universitarios, incluidos los religiosos, deberían tener derecho a formar grupos en torno a creencias compartidas sin ser expulsados del campus", declaró Kim Colby, abogada principal del grupo, en un comunicado de prensa. "La sentencia de hoy, sin embargo, tendrá un impacto limitado. No conocemos ninguna otra universidad pública que tenga exactamente la misma política que Hastings."
El voto decisivo del tribunal, el del juez Anthony Kennedy, se puso del lado de los liberales y confirmó la desestimación del caso CLS por parte de Hastings. Para disentir, el juez Samuel Alito escribió en nombre de los miembros conservadores del tribunal que la decisión "es un grave revés para la libertad de expresión en este país" y que "sólo puede esperar que esta decisión resulte ser una aberración".
Crédito de la foto: Christian Legal Society