Tras atropellar a un peatón a principios de año, la policía de San Rafael determinó que Monsie Wagner, de 90 años, no era culpable del incidente. Según las pruebas toxicológicas, la víctima, José Enrique González López, de 49 años, tenía una tasa de alcoholemia del 0,28% y cruzaba la calle con el semáforo en rojo. En el momento en que González fue atropellado, Wagner conducía con el semáforo en verde y presumiblemente no pudo detenerse a tiempo para evitar la colisión.
Este incidente contrasta fuertemente con el accidente sobre el que escribimos a principios de este mes, en el que una conductora de 91 años atravesó inadvertidamente con su coche una residencia de ancianos, matando a dos personas e hiriendo a cuatro. En ese caso concreto, es probable que la edad de la conductora desempeñara un papel importante, pero en el caso de Wagner es mucho más difícil de decir. Obviamente, es responsabilidad de cada conductor estar atento a los peatones y hacer todo lo posible para evitar causar cualquier tipo de lesiones al volante. Sin embargo, si una persona ebria se cruza delante de tu coche, no puedes hacer mucho.
Independientemente de si la edad puede haber influido o no en el accidente, la muerte de González debe servir de recordatorio tanto a peatones como a conductores. Siempre hay que estar atento a lo que ocurre a nuestro alrededor. Como peatón, nunca puedes dar por sentado que un coche te ve, y como conductor no puedes esperar que, como tienes el semáforo en verde, no hay ninguna posibilidad de que alguien se cruce en el paso de peatones. Mantener la seguridad vial es una responsabilidad compartida, y en este caso concreto, un desafortunado error del peatón le costó la vida.
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