El mes pasado, San Francisco y Berkeley abrieron los dos primeros cruces protegidos de la Bay Area.
Estos innovadores diseños de inspiración holandesa (entre la primera docena construidos en EE.UU.) pretenden mantener la separación física entre conductores y ciclistas a través de una intersección.
Las intersecciones protegidas incluyen cuatro elementos principales para mejorar la separación física, la pacificación del tráfico y la visibilidad:
- Una isla de refugio en la esquina, que actúa como prolongación del bordillo para proporcionar a los ciclistas un refugio seguro para esperar en un semáforo en rojo y separa físicamente a los ciclistas cuando giran a la derecha.
- Una barra de detención delantera, que mejora la visibilidad de los ciclistas para los conductores, proporciona una ventaja a los ciclistas y reduce la exposición a los coches.
- Un paso de peatones y ciclistas retranqueado, que mejora el tiempo de reacción de todos los usuarios y permite a los conductores cruzar en ángulo perpendicular y reducir la velocidad para obtener la máxima visibilidad.
- Fases de señalización favorables a los ciclistas, que permiten un intervalo previo para las bicicletas o, en algunas circunstancias, una fase exclusiva para ellas.
Las dos intersecciones protegidas del Área de la Bahía son poco convencionales. En la intersección de Hopkins y The Alameda, en Berkeley, el diseño surgió de una solución creativa para la instalación de resaltos peatonales de bajo coste como parte de un proyecto de rutas seguras a las escuelas.
El diseño da servicio a carriles bici convencionales (en lugar de protegidos) y carece de señalización de zonas de conflicto "crossbike" de alta visibilidad, por lo que los usuarios de la intersección han experimentado un poco de curva de aprendizaje.
En la intersección de Division, 9th y San Bruno, en San Francisco, la SFMTA instaló un cruce protegido para mejorar la seguridad de ciclistas y peatones en una intersección peligrosamente sobredimensionada donde los ciclistas constituyen una cuarta parte del tráfico en hora punta.
Este diseño también es poco convencional: sólo protege a los ciclistas que circulan de este a oeste por Division, e incluye una mezcla de bordillos de hormigón y zonas de seguridad pintadas, un diseño un poco incómodo al que no le vendrían mal unas jardineras para aumentar la separación vertical. Los radios de los bordillos también son bastante amplios, por lo que no está claro si todos los conductores reducirán la velocidad y se fijarán en los ciclistas. En cualquier caso, es una mejora significativa respecto al estado anterior.
Las intersecciones protegidas, junto con los carriles bici protegidos, ofrecen la posibilidad de remodelar la seguridad y la comodidad del uso de la bicicleta en nuestras ciudades. Los resultados y las lecciones aprendidas en Berkeley, San Francisco y otros lugares del país ayudarán a las ciudades a perfeccionar y mejorar estos diseños. Es de esperar que en 2017 y en años sucesivos haya más intersecciones protegidas en toda la zona de la bahía.