Los informes de la Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en Carreteras (NHTSA) muestran que entre 2001 y 2010 casi 70 personas murieron en accidentes de tráfico en el Área de la Bahía como consecuencia de problemas en la calzada. Las causas iban desde un pavimento irregular a una señalización deficiente, con condiciones como baches graves, surcos y huecos que suponían peligros adicionales para los ciclistas. De hecho, las carreteras del Área de la Bahía obtuvieron una vergonzosa calificación de D+ en una evaluación realizada en 2011 por la Sociedad Americana de Ingenieros Civiles. Ahora, con aproximadamente 1.500 conductores al año que presentan reclamaciones contra el estado, Caltrans se enfrenta a la nada envidiable tarea de sopesar la rentabilidad de reparar las carreteras frente al pago de los daños a los conductores.
Se calcula que la mala calidad de las carreteras del Área de la Bahía está costando al conductor medio más de 700 dólares al año debido al mantenimiento adicional del vehículo; más del doble de la media nacional. Lo que es aún más preocupante es el impacto que estas carreteras en mal estado tienen en la seguridad de los residentes del Área de la Bahía.
Al Lee, de 53 años, murió el año pasado al caer su rueda en un bache mientras circulaba en bicicleta por el bulevar Grizzly Peak, en Oakland. A pesar de un largo historial de quejas sobre el estado de la carretera, no se había hecho nada, y cuando el neumático de Lee quedó atrapado en un bache, salió despedido de su bicicleta hacia el tráfico que circulaba en sentido contrario. Su viuda, Nancy Lee, ha presentado una demanda contra la ciudad alegando que sabían que la carretera era peligrosa y no habían realizado las mejoras necesarias. Con la demanda pendiente, los equipos de trabajo han reparado el tramo del bulevar Grizzly Peak donde se produjo el accidente.
Trágicamente, fue necesaria la muerte de Lee para obligar a la ciudad a tomar medidas. Pero, por desgracia, dado que el coste estimado de mejorar las carreteras de la zona de la bahía de "malas" a "buenas" ronda los 975 millones de dólares anuales, resulta más barato ofrecer indemnizaciones por los daños sufridos debido al mal estado de las carreteras. Traci Ruth, portavoz de Caltrans, afirma: "Sólo disponemos del 40% de los fondos necesarios para mantener y rehabilitar nuestras carreteras. Nuestras cuadrillas salen a diario y reparan lo que pueden reparar a diario".
A pesar de que los registros muestran un aumento en el número de baches reparados en la última década, todavía no es suficiente para mantener el ritmo de deterioro de las carreteras. En 2011, las solicitudes de mantenimiento de baches aumentaron aproximadamente un 33%.
La mayor preocupación es que la gente tiene la expectativa de que las carreteras que utiliza son seguras y están bien mantenidas: una creencia que cada vez resulta más falsa. El ingeniero de tráfico Harry Krueper sugiere que, independientemente de las limitaciones presupuestarias, la ciudad podría hacer más para advertir al público de los peligros existentes. Krueper también criticó a la ciudad por tardar demasiado en instalar una mediana en un tramo de la autopista 12, cerca de Fairfield, donde la tasa de accidentes casi se triplicó en un periodo de cinco años.
Sin aumentar drásticamente el presupuesto municipal, parece que no hay una solución fácil. Sin embargo, tanto automovilistas como ciclistas deben extremar la precaución y seguir informando a la ciudad de los posibles peligros para la seguridad siempre que los encuentren. Aunque a menudo parezca una batalla perdida, hacer todo lo posible por mantener la seguridad de nuestras carreteras sigue siendo una batalla que merece la pena librar.
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