No es ningún secreto que la asistencia a las facultades de Derecho está en grave declive. Por eso resulta tan alucinante la decisión de abrir una nueva facultad de Derecho en "medio de la peor crisis histórica de las facultades de Derecho". La semana pasada, Business Insider no pudo evitar burlarse de Indiana Tech cuyos planes de abrir su facultad de Derecho el año que viene ya han sido objeto de muchas bromas.
Como señaló el profesor de Derecho Paul Campos en su blog Inside the Law School Scam, "Indiana, que contiene el 2% de la población de EE.UU., ya cuenta con cuatro facultades de Derecho acreditadas por la ABA, incluidas dos instituciones 'top 30', ambas con tasas de desempleo legal para sus graduados de alrededor del 40%, y que actualmente colocan sólo entre el 20% y el 25% de sus graduados en bufetes de más de diez abogados". Estas estadísticas hacen que la necesidad de la nueva facultad de Derecho de Indiana Tech sea, en el mejor de los casos, cuestionable.
Además, el número de exámenes LSAT realizados es el más bajo de los últimos 13 años. Si la disminución del número de exámenes es un indicio, Indiana Tech puede tener dificultades para encontrar estudiantes para llenar su clase inaugural. Si a esto le añadimos la sombría predicción del New YorkTimes de principios de este año de que "la marea está cambiando" en la percepción de los estudiantes hacia la facultad de Derecho, tenemos una receta potencial para el fracaso.
Entonces, ¿qué puede hacer una nueva facultad de Derecho? Dado que Indiana Tech tiene previsto abrir sus puertas en 2013 (con una matrícula de unos 30.000 dólares al año), no queda mucho tiempo para averiguarlo.
Para la propia escuela, el mejor escenario parece ser cruzar los dedos para que se cumpla el viejo adagio de que nacen tontos cada minuto. Desgraciadamente, a juzgar por los datos más recientes, parece que los estudiantes están empezando a espabilar y a ser un poco más juiciosos a la hora de decidir a qué centros confiar su futuro.
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Andy Gillin se licenció en la Universidad de California en Berkeley y se licenció en Derecho en la Universidad de Chicago. Es el socio gerente de GJEL Accident Attorneys y ha escrito y dado conferencias en el campo de la ley de lesiones personales de los demandantes para numerosas organizaciones. Desde 1972 ha estado ayudando a las víctimas gravemente heridas en todo el norte de California luchar y ganar sus casos de lesiones personales. Andy es uno de los abogados más premiados y reconocidos por homicidio culposo en el norte de California.