El mes pasado el El New York Times publicó un editorial escrito por alguien a quien le pareció refrescante poder alquilar una bicicleta por 2 dólares en París y pasarse el día pedaleando por la ciudad con una baguette asomando por la cesta delantera y una boina sobre la cabeza en lugar de un casco de ciclista. Comentó que las leyes que obligan a llevar casco pueden perjudicar al ciclismo, porque menos gente se animará a hacerlo si tiene que ponérselo. Los exitosos programas de uso compartido de bicicletas de todo el mundo no obligan a llevar casco, y los accidentes son raros en los "sistemas maduros de ciclismo urbano". Y que "estadísticamente, si llevamos casco para ir en bici, quizá deberíamos llevarlo cuando subimos escaleras o nos metemos en la bañera, porque hay muchas más lesiones durante esas actividades".
Montar en bicicleta sin casco tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Si no tienes que llevar casco, probablemente te sentirás menos tonto si te subes a una bicicleta de playa para pedalear por el paseo marítimo y no se te despeinará el peinado que te has hecho meticulosamente. Además, como sólo vas a unos pocos kilómetros por hora, corres menos riesgo que un ciclista de competición tomando una curva cerrada a 64 km/h, ¿verdad?
Puede que el riesgo sea menor, pero sigue existiendo, aunque sólo estés paseando tranquilamente en bicicleta por tu barrio. La madre de mi amigo dio unas vueltas en bicicleta alrededor de la manzana y, al volver a casa, se cayó y se golpeó la cabeza. Por desgracia, no llevaba casco ni fue al hospital. Acabó falleciendo de un día para otro a causa del traumatismo craneal. La madre de mi amiga no era una imprudente, ni corría, ni se cruzaba con los coches. Simplemente iba en bici por su barrio y tuvo un terrible accidente que podría haberle ocurrido a cualquiera.
En el caso de los carriles bici separados y a baja velocidad, probablemente puedas prescindir del casco y no tengas ningún problema. Pero también es probable que puedas conducir sin llevar puesto el cinturón de seguridad. Cuando tienes un accidente, ya sea por tu culpa o por algo que escapa completamente a tu control, agradeces llevar puesto el casco o el cinturón de seguridad. Es una medida de precaución. No la necesitarás siempre, pero te alegrarás de haberla llevado si llega el momento en que haya cumplido su función.
Nuestra recomendación es que más vale prevenir que curar. Llevar casco no requiere casi ningún esfuerzo. Pueden ser baratos y bastante cómodos, y hacen mucho más bien que mal. Si eres un ciclista que se desplaza al trabajo y tienes que compartir la carretera con coches, peatones y otros ciclistas en zonas con mucho tráfico, el casco debería ser tu mejor aliado. Si simplemente vas a dar un paseo con tus amigos mientras estás de vacaciones, mira a ver si te prestan un casco en el lugar donde prestan las bicicletas. Si te encuentras en una situación en la que tienes una bicicleta pero no tienes casco o no puedes conseguir uno, asegúrate de estar alerta y ser consciente de lo que te rodea, y sé lo más precavido y responsable posible. Incluso en ese caso, si tienes cuidado y lo haces todo bien, puedes sufrir un accidente causado por otra persona que haya sido imprudente o no haya prestado atención. Ésos son los casos para los que no puedes estar totalmente preparado, y por eso el casco es siempre una buena medida de precaución.
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