Tras sobrevivir a un ataque de última hora de los republicanos californianos, el tan necesario proyecto de electrificación de Caltrain comienza por fin su construcción. Con una fecha de inauguración prevista para 2021, el proyecto traerá a la península un servicio "similar al de BART", más rápido y frecuente, y añadirá una capacidad muy necesaria a un corredor en el que el número de pasajeros casi se ha duplicado desde 2010.
Sin embargo, el periodo de construcción de cuatro años conlleva importantes recortes en el servicio de fin de semana. A partir del sábado pasado, Caltrain eliminó ocho trenes de fin de semana para permitir el seguimiento único de los trenes durante la construcción, reduciendo los intervalos de servicio de 60 a 90 minutos. Junto con un aumento del tiempo de viaje de extremo a extremo a una hora y 44 minutos, los viajes entre San José y San Francisco pueden durar ahora más de tres horas. En la reunión del consejo de administración celebrada en marzo, no está claro que Caltrain estudiara alternativas para atender a los 15.000 pasajeros de los sábados y los 12.000 de los domingos durante las obras.
No se puede ocultar que estos recortes serán brutales para los pasajeros de fin de semana que viajen al trabajo, a un partido de los Giants o a otros eventos y actividades. Algunos pasajeros acostumbrados a los horarios actuales pueden verse sorprendidos: El sitio web de Caltrain anuncia los recortes simplemente como un "nuevo horario de fin de semana", en lugar de algo más apropiado como "alerta de obras de fin de semana: espere retrasos de 30 minutos". Al sopesar un 50% más de tiempo de espera frente a conducir, llamar a un Uber o Lyft, o tomar un autobús SamTrans o VTA, muchos pasajeros pueden dejar de viajar por completo. Aunque el efecto de estos recortes es muy incierto, las investigaciones sugieren que un recorte del 50% en las frecuencias del servicio podría resultar en una disminución de entre el 25% y el 40% en el número de usuarios (véase Lago, tabla 3 y Litman, página 12).
Es posible que Caltrain pudiera haber evitado estos recortes de servicio y las inminentes pérdidas de pasajeros si hubiera considerado alternativas a su "enfoque de cobertura" pura de servir a sus 24 estaciones los fines de semana. En un sábado normal, las nueve estaciones principales de Caltrain transportan el 76% del tráfico, mientras que las 15 estaciones principales transportan el 90% del tráfico. Por el contrario, las nueve estaciones más bajas tienen menos del diez por ciento del tráfico, y cada una de ellas atrae a menos de diez pasajeros por tren. Si Caltrain sólo prestara servicio en las estaciones situadas entre las 9 y las 15 primeras, podría mantener los niveles de servicio actuales, ya que sólo tardaría entre 66 y 80 minutos en lugar de 104 minutos.
En comparación con la perspectiva de perder entre el 25% y el 40% de los usuarios debido a un servicio deficiente, parece prudente adoptar un enfoque más estratégico. Eliminar el servicio a entre el 10% y el 25% de los usuarios puede suponer un reto político, pero podría minimizar la pérdida total de usuarios. Teniendo en cuenta la proximidad de las estaciones de Caltrain, algunos usuarios desplazados podrían ir cómodamente en coche, bicicleta o autobús a otra estación. Además, la pérdida de pasajeros podría verse compensada por la reducción del tiempo de viaje.
El futuro de Caltrain es brillante, pero los próximos cuatro años de obras serán duros tanto para la agencia como para sus usuarios. Sin embargo, al implantar un nuevo horario de fin de semana, Caltrain puede haber dificultado las cosas más de lo necesario. Se necesita un liderazgo más fuerte para analizar críticamente los cambios de servicio que minimicen los efectos sobre los usuarios actuales.