Ese viejo juego de la operación ha vuelto a la vida, en detrimento de un número anormalmente alto de pacientes en los hospitales de California. En los dos últimos años, los médicos han dejado 350 veces instrumentos quirúrgicos dentro de los pacientes tras su operación. Estos errores se denominan "sucesos de nunca jamás", porque se supone que nunca deben ocurrir. Pero en realidad, los incidentes de "objetos extraños retenidos" representan el 14% de todos los errores hospitalarios evitables y están disparando la factura de las sanciones y multas legales en todo el estado.
La semana pasada escribimos que las autoridades sanitarias de California habían sancionado a un puñado de hospitales públicos, entre ellos el Marin General Hospital y el Alameda County Medical Center, que no cumplían las normas de seguridad. En los últimos tres años, las autoridades han sancionado a 108 hospitales y les han cobrado 4,8 millones de dólares en concepto de tasas. Cada sanción administrativa cuesta a los hospitales 50.000, 75.000 y 100.000 dólares, dependiendo de la frecuencia del suceso.
El Estado espera utilizar los fondos recuperados para reducir los errores evitables. Alrededor de 800.000 dólares de las multas se destinarán a programas que promuevan mejores normas de seguridad. "Queremos impulsar el cambio. Las sanciones son una forma de impulsar este cambio", dijo Kathleen Billingsley, del Centro Estatal para la Calidad de la Atención Sanitaria.
Pero los detractores de las sanciones dicen que son innecesarias e incluso injustas. "Fue un incidente muy desafortunado y, hubiera o no multa de por medio, lo habríamos abordado muy seriamente", declaró el Dr. Todd May, jefe del personal médico del Hospital General de San Francisco. Mark Kadzielski, abogado que representa a los hospitales que han recurrido las sanciones, dijo que son "injustas e inquietantes para los hospitales" porque no prescriben, lo que significa que un centro médico podría ser demandado por un accidente ocurrido en cualquier momento del pasado.
Sea cual sea el lado del debate en el que uno se sitúe, todo el mundo puede estar de acuerdo en que a todos nos interesa evitar que se nos quede material quirúrgico dentro del cuerpo después de una operación. Si las multas reducen la frecuencia de estos accidentes evitables, dudo que nadie se queje.
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